Los asaltos del pueblo
Los Asaltos del Pueblo En alguna de las casas de los que vivíamos en el pueblo nos auto convocamos (?), y contribuimos a la reunión con bebidas, comidas y música, infaltable para lograr un acercamiento al sexo opuesto.
Las tardecitas calurosas del verano daban la oportunidad de realizar esos eventos en el patio de las casas, y en esa ocasión recuerdo el asalto en casa de las mellizas, frente a la plaza principal (¿hay otra?), donde nos congregamos apenas se ponía el sol.
La madre de las chicas había preparado sándwiches y tortas y los muchachos colaboramos con bebidas no alcohólicas. El winco sonaba estridente con las canciones de moda, y el baile pronto comenzó, haciendo punta los más atrevidos y dispuestos. Luego de dos horas de baile y refrescos se hizo un recreo y la casi veintena de chicas y chicos salimos a la calle donde corría un poco más de aire.
| Algunas parejas cruzaron hasta la plaza de enfrente, ya a oscuras por la nocturnidad, y desaparecieron de nuestra vista. Unos minutos después, quienes quedamos en la vereda de la casa, cruzamos y observamos unos movimientos en los matorrales bajos producto de la efusividad del apasionamiento de alguna pareja. Nuestra proximidad hizo cesar las caricias y besos de las parejas involucradas, quienes regresaron a la fiesta, ellos acomodándose la camisa, ellas sacudiéndose la pollera. Seguimos con la música, las bebidas y las tortas comentando lo sucedido y presuponiendo la formalización de algún noviazgo incipiente. Ante el inminente corte de luz de la usina que suministraba el fluido eléctrico, nos despedimos de las anfitrionas y regresamos a nuestros hogares, pensando ya en el futuro asalto con baile y muchachas, en la casa de alguna de ellas, donde quizás fuera yo quien robara ese beso en la oscuridad de la plaza a alguna chica bonita. - |
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