La Caprotti

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Descansa en Junín

sábado, 27 de abril de 2024

El gato naranja

 

El gato naranja

    Se apareció de repente y encaró hacia el interior de la casa. Había estado agazapado debajo del auto en la cochera y aprovechó que yo había dejado entreabierta la puerta de acceso a la casa, pues un instante antes había sacado la basura a la calle, para ganarse al living, justo antes de que yo entrara. Alicia estaba en la cocina y le grité:

--¡Hay un gato! ¡Un gato barcino! -- refiriendo al color atigrado y naranja de su pelaje. 

   Ella lo vio y abrió la puerta del fondo para que escapara al patio de atrás, pero el felino se escondió en cualquier lugar.

   Lo buscamos intensamente y chuzamos con el cabo de la escoba los rincones y bajo los muebles infructuosamente. La perra ladraba al intruso pero ni ella sabía donde estaba y le aviso a Alicia:

   --¡Se fue para el piso alto!

           Subimos y revisamos los dormitorios y el baño pero el tipo no aparecía. Lo dimos por 
      escapado y seguimos nuestras tareas.

         Luego de ver televisión me pegué una ducha caliente y me fui a dormir enseguida.  

                   A eso de las cinco de la mañana la perra ladraba desaforadamente y supimos que 
el          el felino estaba en la escalera y la perra lo perseguía con ladridos. 

Abrimos la puerta del living para que saliera al patio delantero 
    y en algún momento que no percibimos, se escabulló afuera.
   Creyendo que estaba bajo los muebles del comedor seguimos hurgando los 
rincones con la escoba y veo, mientras estábamos agachados buscando 
un fantasma, una sombra peluda y naranja que sube raudamente la escalera 
perseguida por Lupita.
   Buscamos arriba, y el felino que estaba entre las dos camas del dormitorio de Alicia,
 huyó hacia la cochera bajando rápidamente la escalera y cerramos la puerta 
inmediatamente. Eran las cinco y media de la mañana y se recuperó la calma. 

         Me puse una remera pues había estado persiguiendo un gato en bóxer y medias, me vestí para calentar mi cuerpo y lentamente vi amanecer el día con un café con leche calentito. 

     Cerca del mediodía tocan el timbre y una chica joven acompañada de unos niños me pregunta si no vi su gato naranja. Me dice que es la vecina y que la  gata naranja de su hija desapareció y no la encuentra. Le conté la aventura nocturna con el felino y los eternos ladridos de Lupita desde las cinco de la mañana y me dice que algo escuchó de esos ladridos. También le dije que desde las cinco y media la gata salió de mi casa y no supe más de ella. 

   Se fueron descorazonados con la esperanza de que estuviera en alguna casa vecina.

   A eso de las dos de la tarde en el grupo de WhatsApp vecinal, 
se difundió la noticia: la gata había aparecido muerta por posible infarto en un 
terreno cercano de la otra cuadra. 


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